Un profesor, delante de sus alumnos de la clase de filosofía,
sin mediar palabra, cogió un bote grande de vidrio y
procedió a llenarlo con pelotas de golf.
Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno.
Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir sí.
El profesor cogió una caja llena de perdigones y los vació dentro del bote.
Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf.
El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el bote estaba lleno,
y ellos volvieron a contestar que sí.