jueves, 26 de mayo de 2011

Caer está permitido, levantarse es una obligación.


El que se levanta es un ser distinto de aquel que sufrió la caída. El dolor amplió su visión. La pérdida lo vació de apegos y el proceso expandió su consciencia. A veces, el que cae es un ilusionista que, más tarde, se levanta ya como Mago. El ilusionista todavía maneja ilusiones y manipuladoras burbujas de plata. Sin duda, materiales tan efímeros que se diluyen ante cualquier brisa que las roza. Por el contrario, el mago renacido trabaja con elementos más sobrios y profundos. Acomete proyectos conociendo sus propias debilidades y mirando de frente a las sombras. Un ser más ecuánime y desprendido que domesticó su ego y barrió su arrogancia.

Párrafo extraido del libro "Inteligencia del alma". De José María Doria